miércoles, 6 de julio de 2011

Salió el sembrador a sembrar

Domingo XVI . Tiempo Ordinario


Parábola del Sembrador 
Mateo 13, 1-23

Dice el evangelio que Jesús “salió” a sembrar la Palabra. Dios, misionero apasionado, sa-le una y otra vez a salvar al hombre. Así es el dinamismo imparable del Reino, comunidad de amor del Señor con los seres humanos.
La Iglesia y nosotros, no acabamos de aprender que la misión consiste en “salir” de continuo hacia los débiles, los increyentes, los alejados y todo el pueblo de Dios. No vale esperar a que vengan a nosotros.
Sin embargo, el protagonismo no está en el sembrador, sino en la semilla, en la Palabra. La semilla se reparte generosamente sobre todos los terrenos. Hay un gran derroche de siembra; tres cuartas partes se pierden; se la comen los pájaros o se la lleva el Maligno.
Tanta abundancia de siembra consigue que la Palabra de Dios se encarne en la tierra virgen y fecunda de María. Jesús es el fruto salvador del Reino de Dios, la Palabra viva del Padre que renueva todas las cosas y alegra las entrañas del mundo. La humanidad está sembrada de Dios.
Como la siembra exige laboreo y preparación del terreno, la Palabra espera de nosotros escucha, contemplación y respuesta fiel. Si somos camino pisado, pedregal o zarzas, la semilla encuentra resistencias increíbles y se pierde.

“El sembrador que sembraba desde el comienzo sabía que dependía del suelo la suerte de la semilla

J.A. OLIVAR