viernes, 21 de diciembre de 2012

Hacer Hueco al Niño



Esta última semana antes de la Navidad es, sin duda alguna, una de las más ajetreadas del año: notas de final de trimestre, teatros o actividades navideñas en los colegios, compras para abastecer de ciertos productos nuestras fiestas, búsqueda de regalos para niños o menos niños, cenas o comidas de empresa,... Todo ello muy, pero que muy matizado por la crisis y por la precariedad económica.

Si a esto unimos la avalancha de actividades pastorales, uno no puede dejar de preguntarse si realmente no habremos sucumbido al aparataje mediático que lo envuelve todo: canciones, programas televisivos, compras, rebajas, parabienes, christmas, mensajes en facebook, en twitter, en tuenti, con el washapp, con emails,...

Ante tal acumulación de cosas y pretextos, me pregunto si habremos dejado hueco para el Niño. No para el que nos trae la suerte, sino para el otro, para el que nació en Belén. A lo peor, preocupados en que nadie nos quite la burra y el buey del establo, o de hacer chistes fáciles con el desahucio del Belén, se nos olvida qué es lo importante. 

Es posible que olvidemos que lo que celebramos es que Dios se hizo como nosotros y nació niño, indefenso. 

Es posible que olvidemos que Juan preparaba su venida en el desierto, en la soledad y no en ruido, en la oración y no en las palabras, en el ayuno y no en las comilonas.

Es posible que olvidemos que Jesús, el del portalico, no se ocupó tanto de liturgias y sí de los pobres, enfermos, olvidados, descatalogados de la dignidad humana.

Es posible que olvidemos que estos sentimientos que nos vienen con estas fiestas, deberían adornar nuestra vida todos los días del año.

En definitiva, es posible que estemos tan atareados en tantas cosas insustanciales y accesorias que olvidemos lo más importante.

Y es que algo estaremos haciendo mal los adultos cuando nuestros niños gastarán mucho dinero en petardos pero no verán su corazón conmovido por la pobreza que hay en la calle.

Y es que algo estaremos haciendo mal cuando en nuestras mesas bien abastecidas no faltará de nada mientras nuestros vecinos pierden la casa al tiempo que la dignidad.

Y es que algo tiene que andar mal cuando criticamos la palabrería de los políticos mientras a nosotros se nos va la fuerza en hablar y no hacer nada.

Algo andaremos haciendo mal, sin duda, si estas Navidades no sólo sigue habiendo portales habitados, sino que éstos han aumentado sin que nosotros abramos la posada.

Ciertamente, como decía hace un par de días una amiga, algo debe estar muy mal cuando no se nos conmueve el alma con la miseria que hay. Y es que la Navidad, si no es un mensaje de alegría para los pobres y desvalidos, para los olvidados, para los corazones buenos del mundo, ha perdido lo que le es más sustancial.

Si has llegado hasta el final de esta reflexión y las prisas no te han hecho abandonar antes, a lo mejor has logrado parte de la tarea que nos queda para este Adviento: abrir bien los ojos y los oídos, hacer un hueco para que Dios pueda volver a nacer.

martes, 11 de diciembre de 2012

El Vaticano asegura que el mundo no acabará


El Vaticano asegura que el mundo no acabará el 21 de diciembre

José Funes: "No vale la pena discutir la base científica de esas afirmaciones, obviamente falsas"

Redacción, 11 de diciembre de 2012 a las 19:05

 En la resurrección final, la del último día, Dios reconstruirá a cada hombre, cada mujer y a todo el universo
Monumento maya./>

Monumento maya.

  • Un dios maya.
  • El palacio maya descubierto en Chiapas.
  • El palacio maya descubierto en Chiapas.
  • Monumento maya.
  • Calendario maya de piedra.
  • Un dios maya.
  • El palacio maya descubierto en Chiapas.
  • El palacio maya descubierto en Chiapas.
  • Monumento maya.
  • Calendario maya de piedra.
  • Un dios maya.
  • El palacio maya descubierto en Chiapas.
  • El palacio maya descubierto en Chiapas.
  • Monumento maya.
  • Calendario maya de piedra.
El fin del mundo "por ahora" no llegará, afirmó hoy el director de la Specola Vaticana (Observatorio Astronómico), José Funes. Aseguró que no hay que preocuparse por "profecías" como la que se atribuye a losmayas que fija el fin del mundo para el próximo 21 de diciembre.
El jesuita Funes manifestó que en los últimos días se habla del inminente fin del mundo, que los mayas habrían predicho para el 21 de diciembre de 2012, y que basta navegar por internet para ver que ese tema registra 40 millones de resultados.
"Según esa 'profecía', se verificaría una alineación de los planetas y del sol con el centro de la Vía Láctea y una inversión de los polos magnéticos del campo terrestre. No vale la pena discutir la base científica de esas afirmaciones, obviamente falsas", señaló Funes en el diario vaticano "L'Osservatore Romano".
Funes explicó que en 2003, mientras participaba en la Universidad de Tegucigalpa en un curso de astronomía extragaláctica, visitó las ruinas de Copán (Honduras) y constató la capacidad de observación del cielo que mostraban los mayas.
En cualquier caso -prosiguió- los mayas no se preguntaban si la tierra o el sol eran el centro del cosmos, estaban más interesados en encontrar "un diseño repetitivo de observaciones pasadas que se pudieran reproducir en el futuro, ya que en esa cultura el tiempo tenía una dimensión cíclica y repetitiva".
El jesuita demostró que no le preocupa para nada esa "profecía" y prueba de ello es que bromeó sobre el curso de astronomía extragaláctica, que "no se trata de un estudio de los jugadores del Real Madrid (a los que se les conoce como los 'galácticos'), sino de las galaxias".
El astrónomo reflexionó sobre el destino del cosmos y dijo que se sabe que el universo comenzó hace unos 14.000 millones de años, que está compuesto por el 4 por ciento de materia ordinaria, el 23 por ciento de materia oscura y el 73 por ciento de energía oscura y que, según los datos más fiables, se expande continuamente y esa expansión está acelerada por la energía oscura.
Si ese modelo es correcto en un futuro muy distante, "hablamos de miles de millones de miles de millones de años, acabará por romperse" y esto es lo único que la cosmología puede decir en estos momentos con una cierta base científica sobre el futuro del universo, añadió el jesuita argentino.
El director de la Specola Vaticana indicó que en la visión cristiana el universo y la historia tienen un sentido y que en el ser humano existe la convicción de que la muerte no puede tener la última palabra.
"La cosmología nos muestra que el universo va hacia un estado final de frío y oscuridad y el mensaje cristiano nos enseña, por el contrario, que en la resurrección final, la del último día, Dios reconstruirá a cada hombre, cada mujer y a todo el universo", resaltó.
(Rd/Agencias)

lunes, 10 de diciembre de 2012

¿QUIEN ESPERA A QUIÉN? Adviento


¿QUIEN ESPERA A QUIÉN?
Estamos en el tiempo de la espera y la esperanza, de las búsquedas y los silencios. El tiempo de mirar alrededor y descubrir que Dios sigue viniendo. Siempre. Por caminos insospechados. A nuestras vidas. Ahora.


1. NOSOTROS A DIOS    
“Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y plazas, buscando al amor de mi alma” (Ct 3, 2)
Sí, señor, te esperamos. Con esperanza, con impaciencia, con inquietud e ilusión. Porque seguimos necesitando adivinar en qué rincones te escondes, cuándo te cruzas con nosotros, en qué palabras nos hablas con ternura o con urgencia. Te esperamos porque a veces la vida se nos viene encima, y vivimos acelerados, agobiados, inseguros o sordos. Anhelamos que te hagas más presente, que tu evangelio sea, al fin, buena noticia para tantos…
Soñamos que te hagas, una vez más, amigo, maestro, señor en nuestras vidas. Te esperamos porque tantas veces te intuimos y otras tantas te nos escapas. Enséñanos a no desesperar, a preguntar dónde estás, a seguirte buscando, siempre.
                ¿Cómo busco a Dios en mi vida?
2. DIOS A NOSOTROS    
 “Estaba durmiendo, mi corazón en vela, cuando oigo a mi amado que me llama” (Ct 5,2)
Pero tú también nos esperas, y nos llamas. En ocasiones es más difícil darse cuenta de esto. Que tú no fuerzas ni te impones, pero cuentas conmigo. No me arrebatas ni me exiges que viva a tu ritmo, pero sabes que mi corazón latirá de verdad si se acompasa a tu manera de amar. Esperas que me atreva a dar pasos. Que me arriesgue a apostar por ti y por mi prójimo. No te cansas de mis plantones ni mis rodeos, de mis reservas ni mis dudas. No desesperas, pese a mis traiciones. Confías en mí más que yo mismo. Quiero ponerme en marcha, otra vez… Sólo enséñame a dónde.
¿Soy consciente de que Dios espera mucho de mí? ¿Soy consciente de cómo Dios ve lo mejor de mi, muchas veces más que yo mismo?