¿QUIEN ESPERA A QUIÉN?
Estamos en el tiempo de la espera
y la esperanza, de las búsquedas y los silencios. El tiempo de mirar alrededor
y descubrir que Dios sigue viniendo. Siempre. Por caminos insospechados. A
nuestras vidas. Ahora.

1. NOSOTROS A DIOS
“Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y plazas, buscando al
amor de mi alma” (Ct 3, 2)
Sí, señor, te esperamos. Con
esperanza, con impaciencia, con inquietud e ilusión. Porque seguimos
necesitando adivinar en qué rincones te escondes, cuándo te cruzas con
nosotros, en qué palabras nos hablas con ternura o con urgencia. Te esperamos
porque a veces la vida se nos viene encima, y vivimos acelerados, agobiados,
inseguros o sordos. Anhelamos que te hagas más presente, que tu evangelio sea,
al fin, buena noticia para tantos…
Soñamos que te hagas, una vez
más, amigo, maestro, señor en nuestras vidas. Te esperamos porque tantas veces
te intuimos y otras tantas te nos escapas. Enséñanos a no desesperar, a
preguntar dónde estás, a seguirte buscando, siempre.
¿Cómo
busco a Dios en mi vida?
2. DIOS A NOSOTROS
“Estaba durmiendo, mi corazón en
vela, cuando oigo a mi amado que me llama” (Ct 5,2)
Pero tú también nos esperas, y
nos llamas. En ocasiones es más difícil darse cuenta de esto. Que tú no fuerzas
ni te impones, pero cuentas conmigo. No me arrebatas ni me exiges que viva a tu
ritmo, pero sabes que mi corazón latirá de verdad si se acompasa a tu manera de
amar. Esperas que me atreva a dar pasos. Que me arriesgue a apostar por ti y
por mi prójimo. No te cansas de mis plantones ni mis rodeos, de mis reservas ni
mis dudas. No desesperas, pese a mis traiciones. Confías en mí más que yo
mismo. Quiero ponerme en marcha, otra vez… Sólo enséñame a dónde.
¿Soy
consciente de que Dios espera mucho de mí? ¿Soy consciente de cómo Dios ve lo
mejor de mi, muchas veces más que yo mismo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario