jueves, 31 de enero de 2013
Cura de La Fuente: La cuaresma
Cura de La Fuente: La cuaresma: La Cuaresma Introducción Cuaresma viene del latín “quadragesima dies”, el día cuadragésimo antes de Pascua. Tiempo que nos prepar...
La cuaresma
La Cuaresma
Introducción
Cuaresma
viene del latín “quadragesima dies”, el
día cuadragésimo antes de Pascua. Tiempo que nos prepara para la celebración de
la Pascua de Resurrección. Empieza el miércoles de ceniza y concluye el Jueves
Santo por la tarde, antes de la Misa Vespertina de la Cena del Señor, con la
que se inaugura el Triduo Pascual.
La Cuaresma
se organizó a partir del s. IV. Su historia anterior no está muy aclarada.
parece ser que el germen original fue el ayuno pascual de dos días, el Viernes
y el Sábado antes del Domingo de resurrección, espacio que poco a poco se
alargó a una semana, luego a tres, y según las diversas regiones, sobre todo en
las de Oriente, como Egipto, hasta las seis semanas o cuarenta días. En Roma ya
estaba constituida la Cuaresma entre el año 350 y 380.
A la hora de
dar sentido a este período como preparación a la Pascua, influyó ciertamente el
simbolismo bíblico del número cuarenta,
los episodios de:
- los cuarenta días del diluvio
antes de la alianza con Noé;
- Moisés y sus cuarenta días en el
monte;
- del pueblo de Israel y sus
cuarenta años por el desierto;
- de Elías caminado cuarenta días
hacia el monte del encuentro con Dios;
- y sobre todo los cuarenta días de
Jesús en el desierto antes de empezar su misión mesiánica.
Todos estos
episodios tienen de común que este espacio de tiempo sirve de prueba, purificación
y preparación de un acontecimiento importante y salvador.
La cuaresma
comenzaba originariamente en domingo. Pero más tarde (s. VI-VII) se acentuó
como característica determinante el ayuno, y como los domingos no se ayunaba,
se adelantó su inicio al miércoles anterior al primer domingo, el que luego se
llamó ceniza, para que a la Pascua le precedieran cuarenta días de ayuno
festivo.
Sentido
de la Cuaresma, preparación de la Pascua
El sentido de
la Cuaresma cristiana se puede resumir así: la Cuaresma nos introduce en la
celebración, cada año más intensa, del Misterio Pascual de Cristo.
Para Cristo el Misterio Pascual es su
paso triunfal de la muerte a Vida. El misterio total de la Pasión, Muerte,
Resurrección y Ascensión. Es el Paso = Pascua, el gran suceso de la
historia, el acontecimiento salvador por excelencia. Acto vital, dinámico del
Dios poderoso, que nos salva de la muerte por la Muerte de su Hijo y nos
introduce en la vida por la Vida nueva de Cristo.
Para nosotros, el Misterio Pascual es la
participación en la muerte, resurrección y ascensión de Cristo. Se trata de que
también nosotros pasemos, que nos
incorporemos al tránsito pascual del Cristo cada año más profundamente.
La Cuaresma
no es, pues, fin en sí misma, sino que culmina y se perfecciona en la Pascua.
El proceso pascual decisivo para cada cristiano se realiza en tres tiempos:
1. Morir al pecado y al mundo; morir al
egoísmo, que ya es estrenar nueva existencia;
2. Celebrar
con Cristo el nacimiento a la nueva
vida;
3. Vivir con nueva energía y entusiasmo: como niños recién nacidos.
La
incorporación creciente al misterio de la Pascua de Cristo la expresa la
liturgia cuaresmal en una palabra: conversión.
La palabra griega “metánoia” significa “cambio de mentalidad”. La latina
“con-versio” viene a indicar lo mismo: “vuelta, cambio de dirección”. Los
textos cuaresmales insisten en:
- que nuestra
mentalidad mundana, lejana al evangelio, se convierta en mentalidad cristiana;
- que
nuestros caminos de pecado, nuestra vida carnal y materialista, se dirijan
ahora por los caminos de la gracia, una vida según el espíritu;
- que donde
reinaba el egoísmo, cerrando las puertas a Dios y al prójimo, se inaugure una
apertura de docilidad para con Dios y de amor práctico para con el prójimo:
Un cambio,
una nueva dirección en la vida. Empezando por la mentalidad, que es la raíz de
toda conducta.
Medios
que la Cuaresma nos ofrece
a) La
Palabra de Dios: La iniciativa siempre parte de Dios. La Iglesia se hace
Catecúmena. Nos sentamos de nuevo en la escuela de la Palabra, apara aprender.
Cuaresma entonces es tiempo de meditación en la Escritura la verdadera imagen
de la Iglesia en cuaresma no es solamente la de un pueblo que ayuna y llora,
vestido de saco y ceniza, sino sobre todo la de una comunidad que se recoge en
escucha orante de la Palabra de su Señor.
b) Intensa
oración: la lectura de la Palabra de Dios nos lleva a una inmensa oración. La
reforma que hay que cumplir en la Cuaresma no se puede realizar sin la ayuda de
Dios. Es Él el que purifica nuestro ser, el que nos renueva, el que convertirá
nuestro viejo Adán en el nuevo Cristo. Y por eso nos postramos en oración:
pedir y se osa dará, buscada y encontraréis. Oración personal y oración
litúrgica, colectiva. En unión de toda la Iglesia.
c) Participar
mejor en la Celebración Eucarística: La oración, sobre todo, de la Eucaristía. La Eucaristía como fuente de
nuestra reforma y como muestra de nuestra inserción en el misterio pascual.
d) El
Ayuno: Con la Palabra y la Oración, la Cuaresma estimula en
nosotros un trabajo personal colectivo de Ayuno.
Un ayuno con dimensiones profundas y
personales. No el ayuno reducido a la abstinencia de alimentos eso sería tergiversar el sentido de la
penitencia, que debe ser una vuelta de toda la personalidad a Dios.
Este es el ayuno principal la lucha contra el pecado en nosotros mismos.
Si uno se priva de un plato de carne, pero no de su rencor y de su deseo de
venganza, se ha quedado meramente en la superficie de su ayuno. La renovación
interior va así acompañada y favorecida por una austeridad exterior que en la
práctica puede adoptar muchas modalidades. El que no quiere renunciar a nada,
el que se concede a sí mismo todo en la comida, en la diversión, en el placer,
es señal de que no se ha puesto en clima de conversión pascual. El privarse de
algo es signo de nuestra vuelta a lo esencial en la vida: Dios y sus caminos.

e) La
práctica de la Caridad: una de las señales de la recta inteligencia del
ayuno es que termine en la caridad. Ayunar para dar al prójimo. “Lo que cada
uno sustrae a sus placeres, lo dé a favor de los débiles y pobres” (S. León, en
un sermón cuaresmal).
El ayuno cuaresmal no es meramente
negativo, sino que renuncia a nuestras apetencias, para abrir las puertas a
Dios (oración y lectura) y al prójimo (caridad). Las dimensiones del más
auténtico cristianismo: “dejar libres a
los oprimidos, partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin
techo... el ayuno que yo quiero es éste (viernes de ceniza); misericordia quiero y no sacrificios (sábado
3º).
f) Celebrar
el sacramento de la Penitencia: La reconciliación nos orienta, nos da
fuerza, nos proporciona una ocasión magnifica para someter nuestras existencias
de pecadores a la misericordia de Dios, que es el que en definitiva nos tiene
que transformar. La preparación cuidadosa de la confesión en este tiempo, debe
ser uno de los puntos de la catequesis cuaresmal. Y mucho mejor si se realiza
comunitariamente. Con un tono eclesial que se va por fortuna redescubriendo en
el sacramento de la Penitencia.

viernes, 25 de enero de 2013
¿SENTIRSE BIEN?
¿SENTIRSE BIEN?
No es difícil
observar entre nosotros los rasgos más característicos del individualismo
moderno. Para muchos, el ideal de la vida es «sentirse bien». Todo lo demás
viene después. Lo primero es mejorar la calidad de vida, evitar lo que nos
puede molestar, y asegurar, como sea, nuestro pequeño bienestar material,
sicológico y afectivo.
Para lograrlo, cada
uno debe organizarse la vida a su gusto. No hay que pensar en los problemas de
los demás. Lo que haga cada uno es cosa suya. No es bueno meterse en la vida de
otros. Bastante tiene uno con sacar adelante su propia vida.
Este individualismo
moderno está cambiando la vida de los creyentes de occidente. Poco a poco, se
va difundiendo una «moral sin mandamientos». Todo es bueno si no me hace daño.
Lo importante es ser inteligente y actuar con habilidad. Naturalmente, hay que
respetar a todos y no perjudicar a nadie. Eso es todo.
Va cambiando también
la manera de vivir la fe. Cada uno sabe «lo que le va» y «lo que no le va». Lo
importante es que la religión le ayude a uno a sentirse bien. Se puede ser un
«cristiano majo» y sin problemas. Lo que hace falta es «gestionar» lo religioso
de manera inteligente.
El resultado es una
clase media instalada en el bienestar, compuesta por individuos respetables que
se comportan correctamente en todos los órdenes de la vida, pero que viven
encerrados en sí mismos, separados de su propia alma y apartados de Dios y de
sus semejantes.
Hay una manera muy
sencilla de saber qué queda de «cristiano» en este individualismo moderno
y es ver si todavía nos preocupamos de los que sufren. Lo dijo Jesús con
claridad: «A mí el Espíritu de Dios me envía a dar una Buena Noticia a los
pobres». Ser cristiano no es sentirse bien ni mal, sino sentir a los que viven
mal , pensar en los que sufren, reaccionar ante su impotencia, no refugiarnos
en nuestro propio bienestar.
No hay que dar por
supuesto que somos cristianos pues puede no ser verdad. Nos tenemos que
preguntar si vivimos según lo que nos parece o si nos dejamos alguna vez
conducir por ese Espíritu que a él lo llevaba hacia los que veía sufrir.
martes, 8 de enero de 2013
A TI JOVEN QUE TE PONES EN LA ÚLTIMA FILA
…que sueles llegar tarde los domingos a Misa porque siempre hay otro plan; o porque te da pereza escuchar “lo mismo de siempre”, o porque hay partido. Que te pones al final porque así sales antes, o sientes que los que se ponen delante están más comprometidos que tú. Que tus padres ya no te obligan a ir con ellos, pero de alguna manera sientes que tienes que ir. Que si puedes, vas con algunos amigos, te pones al final de la iglesia, y habláis de todo un poco.
Sin embargo, rara vez dejas de ir a Misa y la Cena de Jesús forma parte de tu vida. Muchas veces no sabes bien por qué vas, pero el caso es que celebrar la Eucaristía te hace querer ser mejor persona –aunque no siempre lo consigas–, y le da sentido al resto de la semana; porque el trabajo o los estudios a veces se hacen muy pesados y sientes que Dios te da fuerzas. Sabes que la fe es algo importante para ti, y aunque no hagas voluntariado ni pertenezcas a ningún grupo de jóvenes, quieres seguir dedicando parte de tu tiempo a cuidar tu relación con Dios y ayudar a los demás. Igual quieres hacer algo, pero no sabes muy bien cómo…
No te propongo que te pongas en la primera fila, no. Te invito a que descubras el potencial que tienes dentro de ti. A descubrir que Dios sólo te hará sacar lo mejor de ti y llevará tu idea de felicidad a la plenitud de una vida vivida al máximo. Te invito también a que te fíes de la Iglesia, formada por personas mucho más parecidas a ti de lo que imaginas, que te ayudarán a dar lo mejor de ti, y a elegir cuál es tu camino y a acompañarte, porque seguir a Jesús en solitario es muy difícil. La Iglesia necesita hombres y mujeres que, desde cualquier lugar, estén enamorados del Evangelio de Jesús y quieran comprometerse por construir un mundo más parecido al que Él sueña para nosotros.¿Te atreves?

jueves, 3 de enero de 2013
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